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martes, 11 de septiembre de 2012

lenguaje telepático

Foto: El cerebro humano está capacitado para emitir y recibir mensajes en forma de pensamientos, pero hay que tener en cuenta que el lenguaje telepático es conceptual, por eso cada consciente expresará el contenido de acuerdo a sus peculiaridades, sin embargo el fondo no varía, sólo la forma de expresarlo. Se  podría decir que el cerebro es como una emisora de radio que puede emitir y recibir en tres frecuencias diferentes: el consciente que funciona en onda media, el inconsciente en onda corta y el subconsciente en frecuencia modulada, pues bien, todos los seres humanos emiten ondas cerebrales constantemente con una longitud y una frecuencia determinadas, por lo que no se interfieren; es como si tuvieran su propio canal, al igual que sucede con las ondas de radio. La longitud de onda depende sólo de la conformación o interconexión de los cuerpos mentales, a través de lo que los científicos denominan ahora materia oscura o éter por el que se desplazan las ondas mentales manteniendo con él una cierta afinidad, de la misma forma que un pez se desplaza por el agua o el gas a través del aire. 

Los pensamientos se mantienen concretos en el éter durante unos segundos, y después desaparecen como las ondas que se producen en la superficie de un lago al arrojar una piedra, así pues, un pensamiento emitido puede ser captado por otra persona durante un pequeño intervalo de tiempo, pero dependiendo de la intensidad del pensamiento o de la potencia del receptor, podrá ser captado incluso a grandes distancias, pues el éter lo invade todo. El pensamiento penetra las fontanelas o centro de la bóveda craneana del receptor, excitando sus glándulas  pineal y pituitaria, puentes de comunicación entre el consciente y el subconsciente o por el centro corazón, situado en el centro del pecho. Normalmente el receptor no sabe que ha recibido un pensamiento ajeno a él y cree que ha sido formado por su propia mente. La capacidad del cerebro para sintonizar emisiones mentales está en función de la vibración de esas glándulas pineal y pituitaria, si no vibran, o vibran poco, las emisiones que capta son las cercanas o las de esa misma vibración. Por esa razón, los pensamientos negativos o contrarios a las leyes de la naturaleza lo que provocan son una recepción negativa y, por tanto, se refuerza la negatividad; sin embargo, las fuerzas negativas no son tales en realidad, bajo un punto de vista cósmico, sino que están en un nivel muy bajo de evolución y sólo pueden afectar a quienes reducen su tasa vibratoria por egoísmo o miedo. Si los pensamientos son positivos, se alcanza una mayor vibración y se pueden sintonizar otros pensamientos más elevados. De igual modo, la intuición surge cuando la vibración de esas glándulas encuentra un pensamiento de igual vibración o incluso un acontecimiento que vaya a producirse y que se encuentre en proceso mental previo de conformación. 

Angel Luis Fernández.


El cerebro humano está capacitado para emitir y recibir mensajes en forma de pensamientos, pero hay que tener en cuenta que el lenguaje telepático es conceptual, por eso cada consciente expresará el contenido de acuerdo a sus peculiaridades
, sin embargo el fondo no varía, sólo la forma de expresarlo. Se podría decir que el cerebro es como una emisora de radio que puede emitir y recibir en tres frecuencias diferentes: el consciente que funciona en onda media, el inconsciente en onda corta y el subconsciente en frecuencia modulada, pues bien, todos los seres humanos emiten ondas cerebrales constantemente con una longitud y una frecuencia determinadas, por lo que no se interfieren; es como si tuvieran su propio canal, al igual que sucede con las ondas de radio. La longitud de onda depende sólo de la conformación o interconexión de los cuerpos mentales, a través de lo que los científicos denominan ahora materia oscura o éter por el que se desplazan las ondas mentales manteniendo con él una cierta afinidad, de la misma forma que un pez se desplaza por el agua o el gas a través del aire.

Los pensamientos se mantienen concretos en el éter durante unos segundos, y después desaparecen como las ondas que se producen en la superficie de un lago al arrojar una piedra, así pues, un pensamiento emitido puede ser captado por otra persona durante un pequeño intervalo de tiempo, pero dependiendo de la intensidad del pensamiento o de la potencia del receptor, podrá ser captado incluso a grandes distancias, pues el éter lo invade todo. El pensamiento penetra las fontanelas o centro de la bóveda craneana del receptor, excitando sus glándulas pineal y pituitaria, puentes de comunicación entre el consciente y el subconsciente o por el centro corazón, situado en el centro del pecho. Normalmente el receptor no sabe que ha recibido un pensamiento ajeno a él y cree que ha sido formado por su propia mente. La capacidad del cerebro para sintonizar emisiones mentales está en función de la vibración de esas glándulas pineal y pituitaria, si no vibran, o vibran poco, las emisiones que capta son las cercanas o las de esa misma vibración. Por esa razón, los pensamientos negativos o contrarios a las leyes de la naturaleza lo que provocan son una recepción negativa y, por tanto, se refuerza la negatividad; sin embargo, las fuerzas negativas no son tales en realidad, bajo un punto de vista cósmico, sino que están en un nivel muy bajo de evolución y sólo pueden afectar a quienes reducen su tasa vibratoria por egoísmo o miedo. Si los pensamientos son positivos, se alcanza una mayor vibración y se pueden sintonizar otros pensamientos más elevados. De igual modo, la intuición surge cuando la vibración de esas glándulas encuentra un pensamiento de igual vibración o incluso un acontecimiento que vaya a producirse y que se encuentre en proceso mental previo de conformación.

Angel Luis Fernández.

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