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sábado, 2 de julio de 2011

Trozo de canalización del Maestro Jesús


Han cortado palabras mías de ese libro tan hermoso que es la Biblia". 

Interlocutor: ¿Por no entenderlo? 

Maestro Jesús: No. Han cercenado palabras donde hablaba sobre la reencarnación. Las interpretaciones correctas fueron suprimidas durante un concilio ecuménico celebrado en la ciudad de Nicea, en Asia Menor y cerca de Constantinopla, en el año 325, llamado Concilio de Nicea. 

Yo había enseñado que cada ser humano es responsable de su destino, pero en ese año se votó la supresión de esas enseñanzas, con el propósito de consolidar el control de la Iglesia, que deseaba ser la única autoridad en el tema concerniente al destino del hombre. El entonces concordato Iglesia-Estado, asustados éstos al ver que una doctrina que hace a los individuos responsables de su propia salvación espiritual pueda enfrentarse a su autoridad, acuñaron semejante prohibición. De cierto os digo que a aquellos que decían representarme no les convenía que el pueblo supiera que no precisaba dogmas ni rituales para alcanzar el Reino de mi Padre. A esos dirigentes no les interesaba que la gente supiera del karma y de la ley de causa y efecto. Sacaron las palabras de la Biblia donde hablaba de la reencarnación y de que la conducta equivocada podía generar cada vez responsabilidades más grandes en el espíritu encarnado. Cortaron los párrafos donde explicaba que, para llegar al Padre, solo bastaba con un comportamiento altruista. Nadie tenía entonces necesidad de un Salvador que los condujese como un rebaño.  Obviamente, la cúpula religiosa del siglo VI necesitaba el azote de la resurrección de los muertos para forzar la dependencia de las masas. Esa doctrina fue reforzada con promesas de gloria eterna a los que se sometiesen y fuego eterno en un infierno a aquellos que se rebelasen. Se manipuló el sentimiento de culpabilidad y se domesticó la conciencia, induciendo a delegar el poder personal a la propia curia, que se había unido con el emperador Justiniano I , y entre ellos tejieron la más grande conspiración contra el camino espiritual, decretando una supuesta resurrección de la carne y una posterior ascensión a los cielos. ¡Como si se pudiera ir al mundo espiritual con un cuerpo físico!  La verdadera resurrección es la resurrección a la Luz. Eso es lo que no entienden 

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